Nueve meses después de conocer la
bajada de “cuello torcido” tocaba volver a una de las bajadas más radicales que
conozco. Había quedado con Manuel y Pablo para hacer una ruta corta pero
intensa y terminar con tiempo suficiente para despedirnos el año con una
merecida cerveza.
A las 10am arrancábamos la ruta,
y como ya comenté en su momento, no desvelaré la bajada ni la forma de llegar a
ella por petición expresa del “guardián” de la bajada.
Tras una dura y técnica subida
con algunos tramos de pateo, 15min aproximadamente, llegamos a una de las cimas
de la subida, donde nos encontraremos con una imagen que nos impacta a todos. Estamos
sobre un mar de nubes espectacular que cubre todo, atrás queda la niebla que
teníamos al arrancar la ruta, que da paso a un sol espectacular y una vista
impresionante.
Mar de nubes |
Pablo, Manu y Mahham |
Tras el tramo de pateo llegamos a
un terreno rompe piernas con clara tendencia ascendente. Vamos encadenando tramos
de subida y bajada y senderos de todo tipo hasta que llegamos a la cima e inicio
de la bajada.
Esta vez llego bastante mejor
físicamente que la vez anterior y con bastantes ganas de confirmar las
sensaciones que tuve la vez anterior.
Dado que Pablo no conoce la
bajada, Manuel haciendo de buen anfitrión vuelve a advertir de la dificultad de
la bajada, y avisa que parará en los tramos más técnicos para que podamos
chequear la manera de encararlos.
Al igual que en la primera
ocasión que la hice, me cuesta contar esta bajada, tiene tanto y tan a lo
grande que a la mente me viene un torbellino de imágenes difícil de ordenar.
Como comenté la primera vez que
la hice, quitando el primer tramo de la bajada, el resto de la bajada es una barbaridad,
donde parece que han metido los ingredientes de la bajada a lo grande,
entremezclados y puestos con la intención de hacer de cada paso una
experiencia. “Tuberías”, cortados de todas las alturas, rocas de todos los
tamaños dispuestas como la firma de un loco, como decía, de todo y a lo grande
tanto en variedad como en tamaño.
Manu |
Pablo |
A diferencia de la primera vez, esta
vez sólo me toco poner pie a tierra en un paso, quedándome pendiente para otra ocasión,
el punto pendiente es una gran roca con una bajada con muchísima inclinación
donde tienes que meter la bici entre un tronco de un árbol cortado y una gran
piedra. Todo lo que no sea meter la rueda por ese punto supone aterrizar en la
zona de manera no recomendable.
Mahham |
El final de la ruta termina enganchando
con el DH de Madrid que se hace en Hoyo, con zonas técnicas y rápidas que hacen
que llegues abajo encantado con la bajada.
Esta segunda vez en “cuello
torcido” me ha confirmado más si cabe lo radical de la bajada y lo divertida
que es. La intensidad de esta ruta en tan pocos kilómetros es difíciles de encontrar.
Al finalizar la bajada decidimos
irnos a la plaza de Hoyo a disfrutar del sol que hace ahora y de unas buenas
cervezas para felicitarnos las Navidades y el año 2013.
Como conclusiones de la ruta:
- Subidas duras con tramos de bici al hombro,
lo que hace que las piernas sufran mucho
- Bajada im-pre-sio-nan-te. Sin
palabras, me mantengo en que es la bajada más técnica de cuantas he realizado.
Perfil de la ruta: