jueves, 30 de diciembre de 2010

Escorial - Malagón (por Zetas) - Abantos - Silla Felipe II - Escorial (IBP 111)

Hay rutas que surgen con previsión y planificación y otras que surgen en el último momento y seguramente no hay un mejor ejemplo de improvisación que esta ruta. Inicialmente estaba previsto hacer una ruta de Las Rozas a Quijorna con Nacho de CantiBikers, pero como no hubo tuvo una confirmación final de la hora y lugar de salida. Con esta indefinición, el martes a última hora de la tarde recibí una llamada de Martín, un biker de León que conocí en la ruta del sábado con subida a Peña Liendre (Hoyo de Manzanares) para ver si hacíamos algo el miércoles, y finalmente sobre las 10pm decidimos hacer una ruta por la zona del Escorial. Después de buscar algunas rutas que tenía “pendientes” por esa zona elegimos hacer la ruta del Escorial – Puesto Malagón (por zetas), pico Abantos, Silla de Felipe II y regreso al Escorial.
A las 8:45am estábamos en el Escorial bajando las bicicletas del coche de Martín, la temperatura era bastante buena para la época del año en el que estamos y el día parecía que iba a acompañar.
La ruta comienza subiendo desde la primera pelada, y va a ser así durante los primeros 12 kilómetros de la ruta, con una pendiente media en estos 12 kms del 8,4% y máxima del 24%. Los primeros 2 kilómetros son por las calles del Escorial hasta que cogemos un camino que sale a mano derecha que se adentra en un pinar, es un camino estrecho, un “aperitivo de las zetas” que vendrán más adelante, que nos lleva hasta el camino del Cordel del Valle. Por este camino iremos 1,5 kms hasta que nos desviemos para coger las famosas “Zetas” del puerto de Malangón.
 
Las "zetas" de Malagón


Las “Zetas”: es un sendero estrecho en subida de unos 2 kms con 17 curvas de casi 180º y que discurre por un bonito pinar, con el piso lleno de piñas, agujas de pino y raíces. Las “zetas” tienen una pendiente media del 10% y máxima del 18,2%, donde la mayor pendiente y dificultad está en las curvas de las “zetas”, algunas de ellas con escalones de raíces y/o piedras.

Las “zetas” terminan en un camino ancho de arena que nos llevará hasta el alto de Malagón tras unos 3 kms de subida, es un camino ancho que una parte es de arena prensada y la mayor parte de asfalto o cemento desgastado, pero si ninguna dificultad más allá de la propia pendiente, este tramo tiene una pendiente media del 9,3% y máxima de 21,9%.



Según vas cogiendo altura, vas olvidándote de la subida por las maravillosas vistas que se van teniendo del Escorial, del embalse de Valmayor y de Madrid, unas vistas que hacen que merezca la pena todo lo que llevamos subiendo.
Una vez coronado el alto de Malagón, cogemos el camino de la Cañada Real Leonesa que nos servirá de nexo de unión con el camino que tomaremos más adelante a la derecha y que nos llevará al pico de Abantos.
El principio del camino que nos lleva al pico de Abantos es un camino de arena prensada donde las vistas del monasterio de Escorial son una autentica delicia, ya estamos a más de 1600m de altitud y las vistas son realmente preciosas. Al final de este camino hay una grata sorpresa justo antes de llegar al pico de Abantos, esta sorpresa es una trialera en piedra suelta en subida de cerca de 1km que te hace sacar lo mejor de cada uno intentando pasarla entera, en este punto la verdad es que nos tiramos un buen rato haciendo fotos e incluso un video que le hago a Martín subiendo uno de los tramos. Después de este trialera llegamos al pico de Abantos, a su cruz blanca, y a las vistas que nos ofrece, sencillamente impresionantes.
En el pico de Abantos (1745m altitud) la vena fotográfica de Martín se dispara, este chico en otra vida seguro que ha sido fotógrafo J, y la verdad es que en este caso está más que justificado, por lo que nos quedamos casi media hora haciendo fotografías, recuperando fuerzas y disfrutando del lugar ya que el día que nos acompaña es fantástico, aunque sobre el Escorial hay una ligera niebla que hace que las fotos no muestren fielmente lo que estamos viendo.

Monte Abantos
Monte Abantos
Nos despedimos del monte Abantos con un hasta pronto, porque desde luego es para volver, y comenzamos la bajada por un sendero que sale mano derecha en bajada, con piedras y zonas de nieve aunque en este punto como da el sol la nieve no está helada. Tras esta primera bajada viene una subida que nos llevará hasta a otra bajada de piedra suelta que nos dejará en el GR-10, el problema de hoy es que la bajada está totalmente cubierta de nieve y hace que tenga, si cabe, más posibilidades de dar con nuestros huesos en alguna piedra. Y para posibilidades de caerse las de Martín, que  además tiene problemas con el freno trasero con lo que la bajada se avecina movidita, aunque finalmente llegamos al enlace con el GR-10 sin ningún incidente.



Bajada de piedras con nieve desde el monte Abantos
Ya estamos en el GR-10 camino amplio cuesta abajo, en fin, vuelve la tranquilidad, o eso se supone, por que en bajada hay zonas de sombra totalmente heladas, y donde uno menos se lo espera llegan las sorpresas en forma de caída, y esta vez tocó cumplir con la previsión. Ya nos habíamos escapado el domingo en la bajada de Peña Liendre con hielo, y en la que acabamos de hacer, así que como dice el dicho, “a la tercera es la vencida”.. zas!! castañazo al canto y por partida doble, aunque injustamente repartido ya que me llevé yo los dos L, es lo que tiene llevar el GPS, que vas marcando el camino y te comes “las sorpresas”. La primera caída fue casi parado, se veía que estaba helado y al entrar despacio montado en la la bici para ver si rompía el hielo no rompió, así que tocó “catarlo” y patinar con el culo hasta el final de la placa ya que no era posible parar. La segunda caída fue 10m más adelante, otra placa grande que pensé que por el lado izquierdo rompería ya que se veía más fina y así fue al principio, empezó rompiendo hasta que dejó de romper, momento que coincidió con mi segunda “cata” de hielo. Esta vez iba un poco más deprisa que en la anterior por lo que me dejé parte del cullot, un poquito de mí piel donde rompió el cullot, y un golpe en un dedo de la mano, pero nada que nos impidiera seguir adelante con la ruta.
El camino GR-10 vuelve a dejarnos en la Cañada Real Leonesa que tomaremos en sentido contrario al de antes para volver a Malagón, pero en lugar de ir por el camino, se toma la trialera de la lápida, que sale a mano izquierda para volver más adelante al camino. Es una trialera como todas las anteriores en esta parte de arriba con piedra suelta y alguna zona de nieve/hielo.
Trialera Los Vascos
Al terminar la trialera de la Lápida volvemos al camino por el que hemos subido para volver a dejarlo en apenas 500m y tomar la trialera de los Vascos, una trialera de 1,3kms con zonas muy técnicas, algún tramo que como decía Martín era para tirarse con una bici de descenso pero en general muy, muy divertida. La pendiente media de bajada de esta trialera es del -16,7% y la máxima de -31,6%.


Al termino de la trialera de los Vascos salimos a un camino ancho que tomaremos en subida y que nos llevará de nuevo hasta el camino por el que subimos, ya muy cerca de las “zetas” que ahora haremos de bajada, y las cuales son tan divertidas como de subida.
Un vez hemos bajado las “zetas”, cogemos un camino que sale a mano derecha que nos llevará hacia la silla de Felipe II, tras una breve bajada llegamos a una puerta por la que se accede a unos jardines o parque que termina en una carretera comarcal que tomaremos a mano derecha para llegar a la M-505. Carretera que dejaremos rápidamente para tomar una desviación que sale a mano derecha (en total el trayecto por carretera entre la comarcal y la M-505 es de 1 km) y a continuación coger un sendero que sale a mano izquierda, la senda del Castañar, lo que fue para mí sin ninguna duda la sorpresa de la ruta.
La senda del Castañar es un sendero estrecho que discurre por el bosque de la Herrería (integrado en su mayor parte por melojares (un tipo de roble), si bien existen otras especies arbóreas, como el arce de Montpellier, el cerezo silvestre, el tilo y el castaño. Curioso por tanto que se llame la senda del Castañar). El sendero comienza bajando y termina subiendo con tramos bastante duros y alguno muy técnico, la verdad es que es un sendero muy divertido, pero lo llamativo de esta senda es el paisaje por el que discurre y lo bonito que está en esta época del  año, toda la hoja de los robles está en el suelo, pero los troncos de los robles está cubiertos por enredaderas y musgo verde por la humedad, lo que genera unos contrastes de colores que nos dejó a Martín y a mí boquiabiertos.

Senda del Castañar
Al final de la senda del Castañar, salimos a un camino que nos llevará hasta la silla de Felipe II

Martín en la Silla de Felipe II

Vistas del Escorial desde la silla

Desde aquí rápidamente llegamos de nuevo al Escorial, para dar por terminada una jornada fantástica de mountainbike, con una ruta exigente en la que hay todo tipo de terrenos, fantásticos paisajes y ese toque diferente que aporta el Escorial y la silla de Felipe II.

Un placer compartir esta ruta con Martín y que seguro que no será la última.

Llegada al Escorial

Conclusiones de la ruta:
-          Ruta espectacular tanto por el recorrido como por el paisaje, 100% recomendable.
-          La ruta se puede hacer más sencilla eliminando las trialeras de bajada de Abantos y Malagón, bajando por el mismo sitio por el que se sube.

Perfil de la ruta:

lunes, 27 de diciembre de 2010

Hoyo - Cascada del Covacho - Peña Liendre - Hoyo (IBP 82)

Esta salida surge de una propuesta de Dalopo (club Mammouth) que al final concentra a 16 bikers, entre ellos a Pedro de CantiBikers que se sumó el sábado a última hora. La quedada era en el polideportivo de Hoyo de Manzanares a las 9am, aunque finalmente no estábamos todos “preparados” hasta las 9:15h., a esa hora arrancamos con una temperatura ambiente de entre -4ºC y -5ºC dependiendo del coche o GPS consultado, descendiendo escaleras para entrar en calor de lo que nos vendría más adelante, primero las escaleras que bajan desde el polideportivo a la plaza de Hoyo de Manzanares, y posteriormente las de la plaza.
Desde aquí rápidamente estábamos ya en la ruta, salimos hacia la zona que está entre Hoyo y Los Peñascales y tan pronto como tocamos la arena nos damos cuenta de lo que nos vamos a encontrar por el camino, hielo, hielo y más hielo. Las lluvias caídas en esta semana y las bajas temperaturas hacen que tengamos más hielo incluso que la semana pasada.
El inicio de la ruta es lentísimo por diferentes y variados motivos, a las 10:15 horas (primera hora de la ruta) llevamos 4,5kms y ya se dan de baja tres bikers de la ruta, llevan poco tiempo montando en bici y el terreno por el que vamos no les hace sentirse cómodos, por lo que prefieren ir a su ritmo por lo que nos quedamos 13 bikers (mal número para los que sean supersticiosos).
Los primeros 9,5kms de la ruta transcurren por el terreno que está entre Hoyo y Los Peñascales, terreno que no tienen ninguna dificultad técnica ni grandes desniveles, lo que viene bien para ir entrando poco en poco en calor y que el sol vaya ganando la batalla de la temperatura. El día que está quedando es fantástico, totalmente despejado y con una temperatura cercana a las 10ºC.  
Terminada esta zona, cruzamos la carretera M-618 para coger un sendero que sale a la derecha y que nos lleva por detrás de Hoyo, esta parte del recorrido de unos 2,5kms ya empieza a tener algo más de desniveles, sobretodo de subida, y alguna zona un poco más divertida. Este tramo termina en el camino de Las Cañadas y Picazos punto donde aprovechamos para volver a reagruparnos.
Hasta este punto de la ruta, todo el camino lo he realizado en uno u otro sentido en alguna ocasión, pero el tramo que vamos a realizar ahora no lo he realizado en el sentido en el que vamos a hacerlo hoy, este tramo sale a mano derecha del camino de Las Cañadas y Picazos a escasos 100m de donde ha terminado el tramo anterior, y en este tramo ya hay algunas bajadas y subidas técnicas por piedra que hace que cada uno de nosotros saquemos los mejor que tenemos para no poner el pie en tierra y disfrutemos al máximo de la bici. Hoy la dificultad se incrementa, ya que a la dificultad de algunos tramos se suma la del hielo, que en lo que llevamos de ruta ha provocado un par de caídas que por suerte no ha tenido ninguna consecuencia. Al terminar este tramo de unos 4,5kms paramos por si alguien quiere acortar la ruta ya que estamos en una posible vía de escape, pero los 13 que nos manteníamos en la ruta decidimos seguir adelante aunque el ritmo tan bajo que llevábamos con continuas paradas  ya hace prever que tendremos problemas con la hora.
Después de realizar esta parte por primera vez en este sentido, tengo mejores recuerdos de la vez que lo realicé en sentido contrario (hace una semana), pero en cualquiera de los sentidos que se realice es un tramo con partes técnicas y divertidas.
Desde este punto comienza la parte más técnica, divertida, para el que le guste este tipo de terreno,  e incluso bonita, por el paisaje de la ruta. Comenzamos a bajar hacia el arroyo del Cuchillar y en uno de estos tramo de bajada nos tocó poner el pie en tierra de manera “casi obligatoria”, ya que la roca estaba helada por el camino natural y hacía que la bajada por la zona de sol tuviera bastante riesgo, no tanto por la bajada en sí, como por el final de la bajada que hacía que cualquier error terminase en un serio golpe sobre una roca que había enfrente, aun así, hubo tres valientes que bajaron la roca, el resto decidimos dejar esa zona para cuando no esté helada. Toda esta zona te sorprende constantemente con tramos de subida o descenso por roca, y con subidas y bajadas técnicas que hacen que no puedas descentrarte mucho del camino ya que puedes dar con tus huesos fácilmente con el suelo, pero esta ruta no sólo tiene sorpresas en lo relativo al camino, también te sorprende el paisaje, y más cuando llegas a la cascada del Covacho, muy bonito. En este punto hubo tres integrantes del grupo que abandonaron el camino, por lo que el grupo quedó reducido a diez para la subida a Peña Liendre.

Cascada del Covacho
Para seguir con sorpresas, la siguiente es según retomas el camino a la salida de la cascada del Covacho, cruzas el arroyo de Peña Herrera y toca subir por una roca unos 200 metros, subida que, aunque parezca mentira al verla desde abajo, se puede subir montado en la bici ya que la roca es rugosa y la bici agarra perfectamente aunque ayer en la parte final, en el paso que hay a la izquierda según subes, tocaba bajarse de la bicicleta escasamente dos metros para evitar una zona congelada que quedaba al estar en sombra. Desde este punto, comienza el camino que nos lleva a la subida a Peña Liendre, la subida comienza realmente en una curva que hace el camino a la derecha. Son unos 3kms de subida con una pendiente máxima del 21,5% y media del 8,1%, pero aunque parezca sorprendente, lo más complicado de la subida es lo técnica que es, no es sólo cuestión de piernas que por supuesto hacen falta, sino de elegir la trazada y acelerar para pasar zonas de rocas que no podrías superar sin cambiar el ritmo. A mí personalmente la subida me encantó por esa mezcla de dureza y técnica.
Casa Mirador Peña Liendre
La subida se puede dividir realmente en dos partes, un primer tramo bastante duro y largo que debe ser algo más de la mitad de la subida que te va dejando las piernas muy tocadas, y luego una segunda parte que con zonas de descansos, que te permiten recuperarte antes de la siguiente rampa  (se mezclan rampas con zonas de llano o incluso de bajada). La subida es 100% ciclable, muy técnica y bastante dura, pero de esas que cuando llegas arriba sin poner el pie en tierra te da un “subidón” que hace merecer la pena el sufrimiento pasado. En el mirador del diablo/cima Peña Liendre las diferencias de tiempo entre los que quedábamos en ruta fueron bastante importantes, pero nada que ver con lo que nos tocó esperar al final, ya que a uno de los diez que quedábamos en la ruta se le ocurrió salirse del camino intentando atajar en la subida, lo que hizo que el tiempo de espera se disparara hasta más allá de los 30min. y decidiéramos dividirnos en dos grupos, una vez que vimos a Curro en la distancia y supimos que no había pasado nada, la verdad es que una vez pasado el momento “susto” nos echamos unas risas en el mirador gracias a Curro.

Mirador de Peña Liendre
Por cierto, si la subida merece la pena, la llegada al mirador del diablo/cima de Peña Liendre y sus vistas tampoco se queda atrás, pero para alucinar, la bajada: impresionante. Si hay una bajada técnica y donde puedes irte al suelo en cualquier momento es esta. Tiene zonas de todo tipo, pero si hay algo característico de esta bajada es la zanja o tubo, una pasada si te gustan las trialeras y  quemar adrenalina en la bici o una tortura si no te gusta. Además, el domingo tenía un condicionante especial: el hielo. Había zonas totalmente heladas en el que la complejidad de la bajada hacía crecer el riesgo exponencialmente, pero ayer no tocaba, y los cinco llegamos abajo sin ningún percance y con una cara de satisfacción que no parecía que hubiésemos subido y bajado Peña Liendre.

 A la bajada de Peña Liendre hacemos una parte de la ruta en sentido contrario al que hemos realizado cuando nos aproximábamos a ésta, hasta llegar a un punto en el que nos desviamos a la derecha para hacer una zona nueva que nos llevará hasta la Berzosa. Desde este punto de la ruta hasta el final más de lo mismo, camino rompe piernas, con más puntos de subida que de bajada, lo que hizo que las fuerzas de algunos del quinteto empezaran a resentirse. Esta parte del trayecto no es posible hacerla si no llevas un GPS ya que el camino discurre por tramos de roca y mini senderos que a veces “desaparecen” para volver a aparecer poco después. Este tramo nos lleva hasta la M-618 a la altura del Berzalejo, pero dado la hora que era, decidimos regresar por carretera en lugar de completar la ruta por el trazado original que teníamos planeado.
Conclusiones de la ruta:
-          Ruta espectacular tanto por el recorrido como por el paisaje 100% recomendable.
-          Ruta técnicamente difícil por la subida y bajada a Peña Liendre.
-          El exceso de paradas del grupo hizo que una ruta que puede hacerse en unas 4h se hiciera en 6h.
Perfil de la ruta:



lunes, 20 de diciembre de 2010

Las Rozas - Peñascales - Hoyo - Las Rozas (SBK2) (IBP 85)

Finalmente el horario de salida de la ruta y la previsión de frío que daban para el sábado hicieron que me enfrentara a la ruta y a la meteorología en solitario, así que a las 8:05am estaba en camino y desde luego en la previsión de frío no erraron. El frío era más intenso que en la anterior ola de frío, y la ropa y los pantalones térmicos no conseguían aislarte 100% del frío, tenías esa sensación de “fresquito” que hacía que sólo tuvieras ganas de ponerte en movimiento para entrar en calor.
Lo único reseñable de este inicio de la ruta hasta los Peñascales fue el termómetro que indicaba que la temperatura era de -4º C, y que al pasar por la churrería de la estación de tren de Las Matas me entró ganas de parar a tomarme un chocolate con churros y volverme a casa J.
Pasado el “momento churrería”, el cuerpo ya había entrando en calor y me iba encontrando bien hasta que llegué al descenso que te lleva hasta el inicio de camino en Los Peñascales, donde el “fresquito” volvía a hacer acto de presencia. El primer contacto con arena fue un resumen de lo que iba a ser la tónica de todo el camino, camino completamente helado donde el barro y el agua de la semana pasada habían dado paso al hielo (charcos y barro totalmente helado), que hacía crujir el terreno cuando se rompía al pasar con la bici. En este inicio del camino me pasó una de las anécdotas del camino, al inicio del camino de los Peñascales hay que atravesar el arroyo de Torfa de unos 3-4 metros de ancho y una profundidad de ½ rueda aproximadamente, tras atravesar el río llega una subida y luego una pequeña bajada, que tuve que hacer sin frenos ya que al intentar frenar en esta bajada los frenos no iban, se habían congelado las pastillas del freno mientras subía después de atravesar el río, por lo que me tocó frenar reiteradas veces en la siguiente subida hasta que conseguí que se descongelaran las patillas del freno y los frenos volvieran a estar 100% operativos, es la primera vez que freno subiendo!.


Zona pantanosa completamente helada

La ruta de hoy en parte de su recorrido es como la del sábado pasado por lo que decido hacerla en el sentido contrario de la semana pasada, hoy la hago en el sentido de la agujas del reloj, subiendo por el lado izquierdo de la ruta y terminando por el Pedolero. He realizado rutas por esta zona varias veces, pero nunca la he realizado en el sentido que voy a hacerla hoy. Según abandonamos Los Peñascales el camino comienza con una fuerte subida que desemboca en un sendereo estrecho con arbustos altos que te dan la sensación de ir por un tubo, esta zona le encanta a Jose cuando la descendemos, y que termina en el segundo arroyo que cruzamos en el día, el arroyo de Los Loberillos, este de menos caudal y menor anchura que el anterior. Tras atravesar el riachuelo comienza una subida mucho más técnica que dura donde hoy había tramos que sólo tenían una trazada ya que a los surcos creados por las lluvias, se suman las placas de hielo.


Subida con zonas de hielo

Esta primera parte de la subida termina cuando cruzamos el arroyo de Carboneros, desde aquí comienza una subida algo menos técnica pero con mayor desnivel que nos lleva hasta el Berzalejo. Si tengo que elegir entre subir o bajar esta parte de la ruta creo que me quedaría con subirla, bajarla es divertido, pero subirla me encantó.

Como hoy iba sólo, y para evitar otros susto con el perro como el que tuvimos la semana pasada, tomé un camino que sale a la izquierda que bordea el Berzalejo, camino mucho más entretenido que el que atraviesa Berzalejo para llegar a la M-618. Desde este punto comienza la parte de la ruta nueva sobre la que hicimos el sábado pasado y  que tiene unos 13.5 kms. Como resumen de estos 13,5 kilómetros nuevos decir que es la parte más divertida y técnica que he realizado en bici junto con el camino del Ingeniero en San Rafael, espero poder transmitir lo mucho que disfruté sobre la bici aunque la mejor manera de entenderme es hacer esta ruta y sobretodo, esta parte.
Como comentaba, tras atravesar la M-618 tomamos un sendero que sale casi de frente de el Berzalejo, los primeros 700m son por un camino que no hace prever nada de lo que vendrá más adelante, y es que tras estos primeros metros comienzan las primeras subidas por pequeños escalones de piedras que en algunos casos te hacen hacer auténticos equilibrios sobre la bici para poder superarlos, tras varias zonas de este tipo tomamos un camino que sale a la izquierda y que nos llevará tras un descenso por un sendero muy estrecho hasta la Berzosa.

Paisaje de la zona


Subida con piedra suelta y una gran roca por la que se sube
Una vez en la Berzosa, nos metemos en la urbanización y tras 500m cogemos el camino que sale de frente, este camino nos llevará tras un fuerte descenso hasta el Arroyo De Peregrinos. Una vez atravesado el arroyo el camino hace una “U” para volver a cruzar el arroyo por otro punto y comenzar una subida que combina todo tipo de terrenos, piedra suelta, camino, “escalones” de piedra y subida por grandes rocas, en algunos puntos el camino es una gran piedra que toca subir pero todo cicable, realmente hasta este punto de la ruta es 100% cicable, otra cosa un poco más adelante donde nos encontraremos dos pequeños tramos en subida que toca poner pie en tierra, una de ellos es una pared de unos 30m y con un desnivel del 22% llena de piedras de tamaño pequeño y medio que transcurre entre dos grandes rocas, y el otro tramo no cicable es una subida que aparece tras una curva de 90º a la derecha y con un gran socavón a la izquierda, en este caso tengo mis dudas si podría subirse conociéndose mejor la ruta y sin que te pille de sorpresa aunque la posibilidad de quedarte a media cuesta y el riesgo de socavón creo que no merece la pena intentarlo. Pasados estos dos puntos, la ruta transcurre por los mismos derroteros que hemos tenido hasta el momento zona muy variada y divertida. El final del tramo nuevo desemboca en el camino de las Cañadas y Picazos que tomamos a la izquierda para no entrar en Hoyo y posteriormente lo abandonamos por un camino que sale a la izquierda en apenas 20m, en este punto retomamos la ruta que hicimos el sábado pero en sentido contrario a la semana pasada.


Parte final del nuevo tramo

De este tramo final de la ruta no hay mucho más que destacar, y la verdad, después de lo bien que me lo he pasado en el tramo anterior pasé por ella deprisa para no llegar a casa muy tarde, en cualquier caso, creo que esta zona del Pendolero es más divertida subiendo, bajando no tiene nada reseñable, mientras que subiendo hay tramos más entretenidos.

Al final, y ya de regreso a Las Rozas me encontré a Oscar, Juan Carlos, Isidro y Curro (a estos tres últimos no les conocía) que habían salido a las 9am y a la vuelta habían parado en la chocolatería de las estación de Las Matas. De buena gana me hubiera quedado más tiempo con ellos en la churrería después de la paliza que llevaba encima, pero ya era hora de regresar a casa.

Por cierto, no quiero terminar esta crónica sin acordarme de alguno de mis pensamientos mientras hacía la ruta, y no es otro que el acrodarmen de Jose (jjoseles) que está rescuperándose de una operación, porque sé que a él también le encantan este tipo de rutas y la hubiera disfrutado tanto como yo. Jose tenemos una ruta pendiente cuando te recuperes bien, y esta está muy cerca de casa.
Conclusiones de la ruta:
-          Es la mejor ruta realizada hasta el momento junto con la del camino del Ingeniero en San Rafael (son de estas rutas que te dejan "bien", llegas a casa cansado pero sonriendo
-          Ruta con muchos tramos técnicos y muy divertida, principalmente en el tramo que va desde el km 10 al 27.5.
-           La ruta la completé en 3 horas y 28min, pero sólo hice paradas para hacer fotos y a un ritmo bastante fuerte, en grupo es muy posible que lleve bastante más tiempo.

Perfil de la ruta:


martes, 14 de diciembre de 2010

Las Rozas - Villafranca del Castillo - M513 - Las Rozas (IBP 33)

Para el domingo finalmente decidí salir con Ramón, Manolo y Javier que me aseguraban llegar pronto a casa (antes de las 11:30am), entre otras cosas porque Ramón tenía que coger un avión para Suiza y teníamos que llegar sobre esa hora sí o sí, y dado que las dos opciones que tenía salían a las 9am aposté por llegar antes a casa ya que luego tenía otros compromisos.
Esta vez el lugar de la quedada fue en la urbanización de los “Chousa Team” (con la baja de Jose por causas mayores, esperemos que se recupere pronto que se le echa en falta) y desde allí arrancamos puntuales a la cita. Por aquello de no sentirnos ninguno responsables del retraso de Ramón, en caso de producirse, dejamos que Ramón que eligiese la ruta. Como teníamos poco más de dos horas Ramón decidió hacer una ruta llana para hacer más kilómetros.
La ruta comenzó por un nuevo sitio por el que nunca había salido, partimos por un sendero bastante entretenido desde la zona del Europolis para llegar a la urbanización La Chopera y atravesamos la carretera M-505 por un paso elevado que está sugún sales de la urbanización. Al salir del paso elevado, torcemos a la izquierda donde comienza otro sendero muy entretenido que nos llevará hasta el río Guadarrama, además este sendero tenía reservada una sorpresa y es una “pared” de unos 100m aproximadamente y que nunca habría intentado subir sino es porque Ramón se puso a subirlo. Pensé si él sube yo subo, así plato pequeño, piñón grande y arrriiiiiibaaaa, es difícil contar el subidón de adrenalina que tuve al subir "la pared" sin poner el pie en tierra (estas pequeñas "batallas ganadas" te demuestran que hay que intentar subir todo lo que tengas delante, es la única manera de saber si eres o no capaz de hacerlo). Una vez arriba y viendo la cuesta que había subido ya hacía merecer la pena la salida de hoy, no sé qué porcentaje de desnivel tendrá esa rampa pero desde luego no he subido nada parecido hasta la fecha.
Pasado el “momento pared” llegamos al sendero que va junto al río Guadarrama y que nos lleva hasta Villafranca del Castillo, una vez allí, atravesamos Villafranca por el camino recto que descurre entre árboles (me encanta ese parque) para salir de Villafranca y llegar a la rotonda de la carrera M-503. En este punto yo siempre había ido de frente hacia el Castillo para ir hacia Villanueva de la Cañada, pero esta vez Ramón nos llevó por la izquierda, cruzamos un puente sobre el río Guadarrama y bajamos a un camino que sigue por el curso del río. Este camino es un camino muy sencillo y llano que es muy bueno para rodar, pero hoy estaba encharcado por las lluvias caídas en la semana y en muchas zonas el barro era arcilloso por lo que hacía que el camino fuese un poco más pesado de lo normal. Por este camino llegamos hasta el puente de la carretera M-513, junto a la Raya de Palancar-Guadamonte y en este punto visto la hora que era decidimos dar la vuelta para llegar a casa a la hora comprometida. Ramón comentó que siguiendo la ruta por debajo del puente de la M-513 se llega hasta la urbanización El Bosque (4 kms aproximadamente) y a Boadilla del Monte (12 kms aproximadamente) lo que permite ampliar esta ruta “a gusto del personal”.
La vuelta la hicimos por el mismo camino excepto en la parte final, que volvimos por Riochico. Al final de la ruta nos salieron 33,5 kilómetros y una media de 15,8km/h lo que indica lo fácil de la ruta, aunque lo pesado del terreno y el ritmo para llegar a casa en hora hizo que terminara con las piernas cargadas, sin ir más lejos, la subida desde Riochico hasta el Parque Empresarial la hicimos en menos de 13min.

Como resumen de la ruta:
- Ruta muy sencilla y perfecta para rodar. Para evitar "la subida" se puede hacer desde Rio Chico, aunque aconsejo intentarla.
- Ruta que tiene muchas posibilidades para alargarla, pudiéndose ampliar hasta la urbanización El Bosque, Boadilla …  
- Cuando llueva este camino no es muy aconsejable ya que el terreno es muy arcilloso y se pone bastante pesado.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Las Rozas - Peñascales - Hoyo - Las Rozas (SBK1) (IBP 63)

Después de un puente pasado por agua y en el que sólo pude salir el sábado estaba como loco por ponerme las calas y hacer alguna ruta “interesante”. La idea era ir por la zona de Peñascales y Hoyo de Manzanares donde las rutas son más técnicas y divertidas, tenía varias opciones de rutas y tras consenso decidimos hacer una ruta de 42km. Esta ruta me la pasó gente del club SunferBike de Alcobendas y la verdad es que tenía ganas de hacerla.
Había quedado a las 8:20h en la rotonda de siempre con Javier y Oscar, y de camino a los Peñascales con Diego, estos dos últimos son dos bikers nuevos con los que nunca había salido y que pertenecen al grupo de “CantiBikers”, grupo que nos presentó Manolo hace un par de semanas.
A última hora de la noche Javier me envió un sms para decirme que finalmente no venía, por lo que a las 8:20am Javier y yo arrancamos camino los Peñascales a la espera de encontrarnos con Diego, el día había amanecido cubierto por la niebla.


Eran las 8:30am cuando llegábamos al punto de encuentro con Diego para continuar nuestro camino, mientras Diego nos comentaba que llevaba casi dos meses sin montar en bici y estaba un poco preocupado por su falta de ritmo, algo que se puso de manifiesto tan pronto como abandonamos el asfalto y comenzamos la subida de los Peñascales que comienza tras cruzar el río que lleva hacia la finca el Pendolero y sobre un terreno muy pesado por las lluvias de la semana pasada.
Subida de los Peñascales donde se aprecia el estado del terreno

Después de esperarle varias veces en la subida, Diego nos pidió que siguiéramos la ruta sin él ya que sus sensaciones no eran buenas  y conocía perfectamente la zona, por lo que Oscar y yo continuamos solos desde este punto.
Esta parte inicial de la ruta ya la había realizado en otras ocasiones, la ruta sube por el lado de la finca el Pendolero hasta que llegamos a un cruce con una camino/pista que tomamos a la izquierda para en unos 300m dejarlo y tomar un camino más divertido que sale a mano derecha y que nos lleva hasta Hoyo de Manzanares, hasta este punto Oscar conocía el camino aunque lo había realizado en sentido contrario ya que él lo hacía de regreso de Hoyo. Antes de llegar a Hoyo, a escasamente 200m tomamos un camino que sale a mano derecha para alejarnos de Hoyo y que nos dejará en un camino/pista que  tomaremos a mano izquierda, para tras un rápido descenso, abandonarlo por un sendero estrecho que sale a mano izquierda y que transcurre pegado a la valla de una finca de ganado. Al finalizar este sendereo decidimos parar 5 min. para reponer fuerzas y mientras tomábamos una barrita Oscar comentaba que habíamos llevado un ritmo muy bueno y desde luego no le faltaba razón.
Oscar en un tramo de la ruta

Tras reanudar la marcha, y en apenas 500m llegamos a la carretera de Hoyo de Manzanares, la tomamos a nuestra izquierda para tras unos 20m coger el camino que sale a la derecha y que va por detrás de Hoyo de Manzanares, por esta parte de Hoyo nunca había pasado por lo que estaba expectante ante lo que nos esperaba delante. Y la verdad es que no me decepcionó ya que seguimos por el mismo tipo de terreno si cabe aún más divertido con tres subidas intensas, sobretodo la última con un 16,4% de desnivel en algún tramo y bastante pesada por cómo se encontraba el terreno. Este tramo finaliza en un cruce de caminos y en este punto dado lo bien que íbamos de tiempo le comenté a Oscar la posibilidad de aumentar la ruta en 6km más o seguir con la ruta planificada, y dado que mañana íbamos a volver a salir decidimos seguir con la ruta planificada por lo que giramos a la izquierda para atravesar el pueblo de Hoyo de Manzanares,  y aunque parezca mentira fue aquí donde más equivocaciones tuve con el GPS para encontrar las calles que nos llevaban a salir de Hoyo, menos mal que Oscar fue paciente. Una vez solventados los despistes con el GPS y encontrado el camino correcto, en apenas 2km estábamos de nuevo en la “arena”. Seguíamos por el mimo tipo de terreno, zonas tranquilas mezcladas con zonas más técnicas donde tienes que cambiar rápidamente el cambio para no quedarte clavado en algún repecho, el terreno tiraba levemente para arriba para sin grandes rampas en esta zona. En una de las subidas miré para atrás para atrás para ver como pasaba Oscar una zona y me quedé alucinado con las vistas que teníamos, Madrid estaba completamente cubierto por la niebla y lo único que se veía eran las torres que han construido en la ciudad deportiva del Madrid, la imagen era alucinante, a continuación tenéis la foto aunque su calidad deje un poco que desear, pero sé que tenéis mucha imaginación.

Madrid cubierto de niebla y las 4 torres por encima de la niebla

Después de un rato llegamos a la carretera M-618 que cruzamos para coger un camino que sale de frente y va hacia la izquierda para cruzar El Berzalejo (creo que este es su nombre, es una urbanización con calles en arena y muy pequeña) y en este punto tuvimos la anécdota del día,  a un perro (tipo pastor alemán) no le gustó demasiado nuestra presencia, primero vino a por mí y a continuación se fue a por Oscar, yo torcí a la izquierda y Oscar tiró de frente, y el perro prefirió seguir a Oscar. La verdad es que por un rato me preocupé ya que no sabía donde andaba Oscar y qué había pasado con su nuevo amigo, pero tras un par de gritos Oscar apareció en un camino que iba por arriba y volvimos a juntarnos de nuevo, me comentaba Oscar que el perro le siguió un buen rato, incluso por fuera de la urbanización.

Repuestos del susto del perro, seguimos con nuestra ruta, esta zona ya la había realizado en otras ocasiones y ahora tocaba la bajada que va desde Hoyo a los Peñacales, una bajada que me encanta ya que no es una bajada por la que tirarte a “tumba abierta” sino que tienes que ir muy atento ya que hay surcos o piedras en cualquier momento y el sendero es muy estrecho y el algunos puntos de repente te aparece algún repecho donde de repente toca subir.
La bajada estaba especialmente mojada, tanto que algunos tramos estaban totalmente encharcados y el camino se transformaba en un riachuelo, en uno de estos puntos Oscar se puso delante y por evitar una zona de agua se abrió por el lateral camino yéndose contra las ramas de un arbusto que decidieron que por ahí no se podía pasar, haciendo que Oscar saliese por encima de la bici, visto desde atrás la sensación fue que las ramas le bloquearon la maneta del freno y fue lo que le hizo salir por los “cuernos de la bici”, la verdad es que me di un buen susto porque la zona estaba llena de piedras sueltas y su “plan de vuelo” parecía que tenía previsto el aterrizaje sobre una gran piedra que había al otro lado del camino, pero gracia sa Dios el plan de vuelo cambió en el último momento quedándose corto y todo quedo en un susto. Aterrizó justo al lado de la piedra pero cayendo en suelo blando por lo que no tuvimos ningún problema en continuar la marcha y llegar a los Peñascales y a casa sin ningún percance.
Al final nos hicimos la ruta de 42km en 3h a un buen ritmo teniendo en cuenta que toda la zona de los Peñascales y Hoyo no es precisamente para rodar y teniendo en cuenta que el terreno estaba muy mojado, aunque esta zona de los Peñascales – Hoyo es perfecta para estos días de agua ya que el terreno no es arcilloso y por tanto no se hace tan pesado rodar por él.
Como resumen de la ruta:
-          La ruta me gustó mucho ya que tiene de todo y poca pista.
-          La zona de Peñascales – Hoyo es perfecta para ir en días que el terreno esté mojado ya que  el terreno no es arcilloso y por tanto no hace tan pesado rodar por él.
-     Un placer compartir la ruta con Oscar, espero que coincidamos en más ocasiones.

Perfilde la ruta:

jueves, 9 de diciembre de 2010

Las Rozas - Presa Gasco - RioChico - VillaFranca - Las Rozas (IBP 62)

A las 8:30 había quedado con Javi para hacer la ruta de la presa de Gasco, habíamos retrasado la hora de salida de las 8 a las 8:30 por miedo al frío ya que estaban dando temperaturas muy bajas el sábado por la mañana, y pudimos constatar que no se equivocaron en la previsión, a las 8:30 estábamos alrededor de los -3º.
El principio de la ruta hasta Las Matas es casi todo por asfalto, discurre entre urbanizaciones y por el lateral de la A-6 lo que no hace muy atractivos estos primeros kilómetros de la ruta. El cielo estaba totalmente despejado y los rayos del sol se agradecían cuando el camino discurría por zonas soleadas, pero cualquier zona sombría o cuesta abajo nos hacía recordar la temperatura que teníamos. Tras llegar a las Matas cogimos el camino que nos lleva hasta la presa de Gasco. Al principio el camino es muy amplio, y el único cuidado era evitar los charcos helados o las zonas de nieve que todavía quedaban en las zonas de sombra para evitar una caída, por lo demás el camino no tiene ninguna dificultad. Esta ruta de la presa de Gasco desde las Matas ya la hice con Javi y Jose hace unos meses, pero la ruta de hoy tenía algunas zonas nuevas y una de esas zonas llegaría pronto, en lugar de bajar al curso del río en la primera bifurcación del camino, esta ruta sube más arriba para luego descender hasta el curso del río por un sendero más estrecho y divertido, sin dificultad pero se agradece salir de las pistas por las que íbamos hasta el momento. Tras la bajada, y una vez en el curso del río el camino discurre por él varios kilómetros entrando y saliendo varias veces del curso del río para evitar zonas de agua, problema que no tuvimos cuando hicimos la ruta ya que el barro estaba totalmente congelado en unas zonas y en otras cubierto de nieve dura por lo que continuamente sonaba el crujir del hielo al romperse a nuestro paso.

Al finalizar el camino por el curso del río volvemos a un camino más ancho con una preciosas vistas de las Rozas y sus urbanizaciones a mano izquierda, sorprende la altura a la que estamos respecto al inicio de la ruta ya que no tienes sensación de haber subido tanto desnivel desde el inicio de la ruta. Poco después, el camino gira a mano derecha para adentrarse en un valle desde donde se divisa la presa de Gasco (presa inacabada construida en el último tercio del siglo XVIII sobre el río Guadarrama en mampostería de piedra de granito). En apenas unos metros nos encontramos en medio de un valle y un poco más abajo se ve la presa de Gasco, para llegar a la presa hay que descender por un sendero más estrecho y técnico con varias curvas cerradas hasta llegar a la presa, sobre la presa el viento era mayor y la sensación de frío aumentó por lo que rápido emprendimos la marcha.

Tras cruzar la presa, nos encontramos en el lado contrario del valle y ahora toca subir para salir, la subida es por un sendero estrecho con zonas más técnicas, pero todo el trayecto es ciclable tanto el de subida como el anterior de bajada. Al final de este trayecto llegamos a pinar que atravesaremos para desembocar en la carretera M-505. Desde aquí cogemos la carreta en dirección bajada para en apenas 300 metros tomar un camino que sale a mano derecha, el camino no tiene ninguna dificultad y en apenas1 kilómetro se transforma en un sendero estrecho de bajada muy divertido ya que te permite ir bastante deprisa sin ningún riesgo, esta bajada termina en una valla que toca saltar para seguir con nuestra ruta. Una vez saltada la valla, la ruta transcurre por un amplio camino cuesta arriba que nos deja en el camino que lleva de Riochico a Colmenarejo, en este punto nos tocará saltar otra valla para acceder a este camino. A este punto llegamos a las 10:10 horas cuando llevábamos 20 kilómetros de los 40 de la ruta y Javi decidió volver a casa para evitar un episodio como el de la semana pasada, por lo que continué sólo el resto de la ruta.



La ruta sigue dirección Colmenarejo para coger un camino que sale a mano izquierda y que lleva hasta la urbanización Las Cuestas sin pasar por Colmenarejo. Una vez en la urbanización Las Cuestas se continúa por el camino que lleva a VillaFranca del Castillo para una vez allí coger el camino que lleva hasta Las Rozas, este último tramo de Villafranca a Las Rozas tiene algunos tramos entretenidos.
Como resumen de la ruta, diferenciaría dos partes:
- La parte de la presa de Gasco. Caminos más estrechos y técnicos lo que hace que la ruta sea divertida con parajes muy bonitos.
- Desde RioChico hasta el final de la ruta. Caminos amplios sin dificultad técnica, ni desnivel y que vienen muy bien para rodar e incrementar los kilómetros de la ruta.

Perfil de la ruta:

lunes, 29 de noviembre de 2010

Las Rozas - El Escorial - vuelta a Valmayor - Las Rozas (IBP 105)

Eran las 7:50am cuando arrancamos la ruta hacia el Escorial, yo fuí el último en llegar al punto de encuentro con la agradable sorpresa de ver que a última hora se habían incorporado a la ruta Manolo y Ramón, lo que hizo que finalmente fuésemos cinco los integrantes de la ruta, los chicos del "equipo Chousa" (Manolo, Ramón, Jose y Javier) y yo.


Los chicos del "equipo Chousa"


Al principio de la ruta nuestra única preocupación era el frío, la temperatura debía estar alrededor de los 0 grados y desde el Parque Empresarial de las Rozas hasta Río Chico todo es bajada, lo que hace que el cuerpo no pueda entrar en calor y estemos deseosos de que termine la bajada para empezar a dar pedales y calentar el cuerpo, como decía Ramón, "hoy no me importaría que toda la ruta fuese cuesta arriba para entrar en calor", y que mejor que la subida de Rio Chico para hacer realidad sus palabras. Al final de la subida de Rio Chico el cuerpo había entrado en calor e incluso llegamos a plantearnos el hacer una parada para quitarnos algo de ropa ("quitarnos alguna capa que vamos como cebollas", decía Javier), este pensamiento se nos quitó de la cabeza tan pronto como comenzamos a bajar hacia Colmenarejo.

Atravesamos Colmenarejo y seguimos hacia el embalse de Valmayor, según salíamos de Colmenarejo y bajábamos hacia Valmayor se incrementaba la sensación de frío, no sé si porque la temperatura era más baja, por la humedad del pantano, o por ambas, pero desde luego la sensación térmica había bajado. Alguno recordó cuando hace escasamente 15min. nos planteábamos parar para quitarnos algo de ropa :-).


Camino del embalse de Valmayor


Embalse de Valmayor

En menos de una hora estábamos en el embalse de Valmayor y continuamos por el camino que bordea el embalse hasta tomar un tramo de carretera que abandonaremos rápidamente, en menos de un kilómetro, para tomar un sendero estrecho y muy divertido que nos lleva hasta un puente peatonal (al lado del restaurante Náutico) que cruza el embalse. En este punto paramos para recuperar fuerzas con alguna barrita y hacernos unas fotos con las vistas del embalse y la sierra de Madrid que ya tiene algunas de sus cimas nevadas, la verdad es que la vista era muy bonita. Aprovechando la parada comenta Manolo que estábamos llevando un ritmo alto con una media 15,6km/h, si tenemos en cuenta que en esta media entra la subida de rio Chico, la verdad es que es un ritmo bastante elevado, pero en este momento no le damos mayor importancia al comentario, ya nos acordaremos del comentario más adelante!.


Tras cruzar el embalse salimos a otro sendero estrecho y muy divertido que aprovechamos para ir a "todo trapo" jugando con las curvas y cambios de nivel del camino que hace que disfrutemos mucho sobre la bici, este sendero termina al final de Navalquejido, en este punto tomamos un camino más amplio, Colada de Navalquejigo, que nos llevará hasta el Escorial, donde realmente no llegaremos, ya que decidimos dar la vuelta al llegar al cruce del camino con las vías del tren, no nos llamaba mucho avanzar por este camino.

El camino de regreso lo hicimos por el mismo camino, volvimos por el sendero estrecho en el sentido contrario que es si cabe es aún más divertido en este sentido. Llegados al puente peatonal que cruza el pantano nos paramos para ver qué ruta tomábamos de vuelta, y aprovechamos para beber un poco de “granizado de Isostar” ya que la bebida se estaba congelando. En la decisión del camino de vuelta teníamos dos opciones, una opción era volver por el mismo camino, y la otra era volver por el otro lado del embalse de Valmayor dando así la vuelta entera al embalse. Eran las 9:50am, si volvíamos por el mismo camino en apenas una hora estábamos en casa, y por el otro lado calculamos que habría entre 10 y 15km más, lo que nos llevaría más o menos una hora más y llegaríamos a casa alrededor de las 12 horas. El horario de las "12 en casa" nos cuadraba a todos por lo que tomamos el camino que bordeaba el pantano por el otro lado.

El inicio del camino que bordea el embalse es una mezcla de senderos estrechos con caminos más amplios, en alguno de estos senderos estrechos nos tocó poner pie en tierra porque el agua del pantano invadía el camino, sólo tuvimos que poner el pie en tierra en dos ocasiones, una que se salvó con apenas 5 metros haciendo "empuja bike", y otra que se solventó con una "escalada bike" en toda regla. Teníamos que atravesar la bici por encima de un tronco que atravesaba un río (con el riesgo de que estuviese helado y terminar dentro del río) o bien, retroceder unos metros para escalar a un puente que atraviesa el río y de esta manera solventarlo. Esta segunda opción fue la que tomamos para evitar algún baño no deseado.


Embalse de Valmayor
Tras estas dos incidencias, seguimos nuestro camino bordeando el embalse hasta que en uno de los tramos de subida Javi empezó a dar signos de debilidad, le dimos algunas barritas y geles para ver si se recuperaba y bajamos bastante el ritmo que llevábamos ya que todavía nos quedaba bastante camino, pero la "pájara" se agarró a Javi y no tuvimos manera de quitársela de encima, así que con este "sexto pasajero" continuamos el camino ya que no conocíamos ningún atajo por el que meternos para reducir la ruta. Cada subida para Javi y su "pájara" era como una rampa del 40% y la verdad es que en estos casos no hay mucho que hacer excepto llamar a casa para avisar a la "señora", "hoy me retraso" y asumir que mañana toca dejar la bici aparcada "como castigo" por el retraso de hoy, así son las negociaciones con la "señora", pero para explicar estas negociaciones necesitaríamos por lo menos, otro blog.

Volviendo a la ruta, tras rodear el embalse de Valmayor, atravesamos la urbanización de Pino Alto para coger el camino de la Mina de Falcó que tras un rápido descenso nos deja en la presa del río Aulencia (este es el punto donde arranca el sendero de "Mordor" de la semana pasada) y que sorprendió por su belleza a los que no conocían esta zona. Tras atravesar la presa viene una fuerte subida que nos lleva dirección Colmenarejo, en este punto y viendo que la "pájara" estaba comenzando a poseer a Javi después de esta subida, pensamos en los diferentes itinerarios que teníamos para llegar a Las Rozas de la manera más rápida y sencilla. Finalmente seguimos por el camino que teníamos previsto en la ruta ya que era el más corto y no tenía cuestas de gran desnivel. Así que fuimos hacia la urbanización Las Cuestas por la bajada que va más a la izquierda según vamos desde Colmenarejo, colada del camino del Pardillo. Tras la bajada, muy divertida, tomamos un desvío que sale a la izquierda que evita llegar hasta el Canal y regresar hasta la urbanización. Una vez en Las Cuestas Jose, Ramón y Manolo tiraron para llegar antes a casa, yo continué con Javi hasta la subida de Rio Chico a las Rozas, ya que Javi consiguió que un alma caritativa bajase a buscarle en coche y ahorrarle la subida hasta casa. Yo desde Rio Chico a casa subí como alma que lleva el diablo con tal de quitarle 5 minutos al reloj, finalmente llegué a las 13:30h. Jose me comentó que ha establecido una nueva marca personal en esta subida al dejarla en 14 minutos .. creo que el tiempo de esta subida es directamente proporcional al miedo que tenemos a llegar tarde a casa!!!  

Como resumen de la ruta varias cosas:
- La ruta es muy chula con todo tipo de caminos para que nadie quede descontento.
- Se hace más dura por la longitud que por la dificultad.
- Cuando con las lluvias suba el nivel de agua del embalse hay parte del camino que no se podrá hacer.

Perfil de la ruta: