jueves, 30 de diciembre de 2010

Escorial - Malagón (por Zetas) - Abantos - Silla Felipe II - Escorial (IBP 111)

Hay rutas que surgen con previsión y planificación y otras que surgen en el último momento y seguramente no hay un mejor ejemplo de improvisación que esta ruta. Inicialmente estaba previsto hacer una ruta de Las Rozas a Quijorna con Nacho de CantiBikers, pero como no hubo tuvo una confirmación final de la hora y lugar de salida. Con esta indefinición, el martes a última hora de la tarde recibí una llamada de Martín, un biker de León que conocí en la ruta del sábado con subida a Peña Liendre (Hoyo de Manzanares) para ver si hacíamos algo el miércoles, y finalmente sobre las 10pm decidimos hacer una ruta por la zona del Escorial. Después de buscar algunas rutas que tenía “pendientes” por esa zona elegimos hacer la ruta del Escorial – Puesto Malagón (por zetas), pico Abantos, Silla de Felipe II y regreso al Escorial.
A las 8:45am estábamos en el Escorial bajando las bicicletas del coche de Martín, la temperatura era bastante buena para la época del año en el que estamos y el día parecía que iba a acompañar.
La ruta comienza subiendo desde la primera pelada, y va a ser así durante los primeros 12 kilómetros de la ruta, con una pendiente media en estos 12 kms del 8,4% y máxima del 24%. Los primeros 2 kilómetros son por las calles del Escorial hasta que cogemos un camino que sale a mano derecha que se adentra en un pinar, es un camino estrecho, un “aperitivo de las zetas” que vendrán más adelante, que nos lleva hasta el camino del Cordel del Valle. Por este camino iremos 1,5 kms hasta que nos desviemos para coger las famosas “Zetas” del puerto de Malangón.
 
Las "zetas" de Malagón


Las “Zetas”: es un sendero estrecho en subida de unos 2 kms con 17 curvas de casi 180º y que discurre por un bonito pinar, con el piso lleno de piñas, agujas de pino y raíces. Las “zetas” tienen una pendiente media del 10% y máxima del 18,2%, donde la mayor pendiente y dificultad está en las curvas de las “zetas”, algunas de ellas con escalones de raíces y/o piedras.

Las “zetas” terminan en un camino ancho de arena que nos llevará hasta el alto de Malagón tras unos 3 kms de subida, es un camino ancho que una parte es de arena prensada y la mayor parte de asfalto o cemento desgastado, pero si ninguna dificultad más allá de la propia pendiente, este tramo tiene una pendiente media del 9,3% y máxima de 21,9%.



Según vas cogiendo altura, vas olvidándote de la subida por las maravillosas vistas que se van teniendo del Escorial, del embalse de Valmayor y de Madrid, unas vistas que hacen que merezca la pena todo lo que llevamos subiendo.
Una vez coronado el alto de Malagón, cogemos el camino de la Cañada Real Leonesa que nos servirá de nexo de unión con el camino que tomaremos más adelante a la derecha y que nos llevará al pico de Abantos.
El principio del camino que nos lleva al pico de Abantos es un camino de arena prensada donde las vistas del monasterio de Escorial son una autentica delicia, ya estamos a más de 1600m de altitud y las vistas son realmente preciosas. Al final de este camino hay una grata sorpresa justo antes de llegar al pico de Abantos, esta sorpresa es una trialera en piedra suelta en subida de cerca de 1km que te hace sacar lo mejor de cada uno intentando pasarla entera, en este punto la verdad es que nos tiramos un buen rato haciendo fotos e incluso un video que le hago a Martín subiendo uno de los tramos. Después de este trialera llegamos al pico de Abantos, a su cruz blanca, y a las vistas que nos ofrece, sencillamente impresionantes.
En el pico de Abantos (1745m altitud) la vena fotográfica de Martín se dispara, este chico en otra vida seguro que ha sido fotógrafo J, y la verdad es que en este caso está más que justificado, por lo que nos quedamos casi media hora haciendo fotografías, recuperando fuerzas y disfrutando del lugar ya que el día que nos acompaña es fantástico, aunque sobre el Escorial hay una ligera niebla que hace que las fotos no muestren fielmente lo que estamos viendo.

Monte Abantos
Monte Abantos
Nos despedimos del monte Abantos con un hasta pronto, porque desde luego es para volver, y comenzamos la bajada por un sendero que sale mano derecha en bajada, con piedras y zonas de nieve aunque en este punto como da el sol la nieve no está helada. Tras esta primera bajada viene una subida que nos llevará hasta a otra bajada de piedra suelta que nos dejará en el GR-10, el problema de hoy es que la bajada está totalmente cubierta de nieve y hace que tenga, si cabe, más posibilidades de dar con nuestros huesos en alguna piedra. Y para posibilidades de caerse las de Martín, que  además tiene problemas con el freno trasero con lo que la bajada se avecina movidita, aunque finalmente llegamos al enlace con el GR-10 sin ningún incidente.



Bajada de piedras con nieve desde el monte Abantos
Ya estamos en el GR-10 camino amplio cuesta abajo, en fin, vuelve la tranquilidad, o eso se supone, por que en bajada hay zonas de sombra totalmente heladas, y donde uno menos se lo espera llegan las sorpresas en forma de caída, y esta vez tocó cumplir con la previsión. Ya nos habíamos escapado el domingo en la bajada de Peña Liendre con hielo, y en la que acabamos de hacer, así que como dice el dicho, “a la tercera es la vencida”.. zas!! castañazo al canto y por partida doble, aunque injustamente repartido ya que me llevé yo los dos L, es lo que tiene llevar el GPS, que vas marcando el camino y te comes “las sorpresas”. La primera caída fue casi parado, se veía que estaba helado y al entrar despacio montado en la la bici para ver si rompía el hielo no rompió, así que tocó “catarlo” y patinar con el culo hasta el final de la placa ya que no era posible parar. La segunda caída fue 10m más adelante, otra placa grande que pensé que por el lado izquierdo rompería ya que se veía más fina y así fue al principio, empezó rompiendo hasta que dejó de romper, momento que coincidió con mi segunda “cata” de hielo. Esta vez iba un poco más deprisa que en la anterior por lo que me dejé parte del cullot, un poquito de mí piel donde rompió el cullot, y un golpe en un dedo de la mano, pero nada que nos impidiera seguir adelante con la ruta.
El camino GR-10 vuelve a dejarnos en la Cañada Real Leonesa que tomaremos en sentido contrario al de antes para volver a Malagón, pero en lugar de ir por el camino, se toma la trialera de la lápida, que sale a mano izquierda para volver más adelante al camino. Es una trialera como todas las anteriores en esta parte de arriba con piedra suelta y alguna zona de nieve/hielo.
Trialera Los Vascos
Al terminar la trialera de la Lápida volvemos al camino por el que hemos subido para volver a dejarlo en apenas 500m y tomar la trialera de los Vascos, una trialera de 1,3kms con zonas muy técnicas, algún tramo que como decía Martín era para tirarse con una bici de descenso pero en general muy, muy divertida. La pendiente media de bajada de esta trialera es del -16,7% y la máxima de -31,6%.


Al termino de la trialera de los Vascos salimos a un camino ancho que tomaremos en subida y que nos llevará de nuevo hasta el camino por el que subimos, ya muy cerca de las “zetas” que ahora haremos de bajada, y las cuales son tan divertidas como de subida.
Un vez hemos bajado las “zetas”, cogemos un camino que sale a mano derecha que nos llevará hacia la silla de Felipe II, tras una breve bajada llegamos a una puerta por la que se accede a unos jardines o parque que termina en una carretera comarcal que tomaremos a mano derecha para llegar a la M-505. Carretera que dejaremos rápidamente para tomar una desviación que sale a mano derecha (en total el trayecto por carretera entre la comarcal y la M-505 es de 1 km) y a continuación coger un sendero que sale a mano izquierda, la senda del Castañar, lo que fue para mí sin ninguna duda la sorpresa de la ruta.
La senda del Castañar es un sendero estrecho que discurre por el bosque de la Herrería (integrado en su mayor parte por melojares (un tipo de roble), si bien existen otras especies arbóreas, como el arce de Montpellier, el cerezo silvestre, el tilo y el castaño. Curioso por tanto que se llame la senda del Castañar). El sendero comienza bajando y termina subiendo con tramos bastante duros y alguno muy técnico, la verdad es que es un sendero muy divertido, pero lo llamativo de esta senda es el paisaje por el que discurre y lo bonito que está en esta época del  año, toda la hoja de los robles está en el suelo, pero los troncos de los robles está cubiertos por enredaderas y musgo verde por la humedad, lo que genera unos contrastes de colores que nos dejó a Martín y a mí boquiabiertos.

Senda del Castañar
Al final de la senda del Castañar, salimos a un camino que nos llevará hasta la silla de Felipe II

Martín en la Silla de Felipe II

Vistas del Escorial desde la silla

Desde aquí rápidamente llegamos de nuevo al Escorial, para dar por terminada una jornada fantástica de mountainbike, con una ruta exigente en la que hay todo tipo de terrenos, fantásticos paisajes y ese toque diferente que aporta el Escorial y la silla de Felipe II.

Un placer compartir esta ruta con Martín y que seguro que no será la última.

Llegada al Escorial

Conclusiones de la ruta:
-          Ruta espectacular tanto por el recorrido como por el paisaje, 100% recomendable.
-          La ruta se puede hacer más sencilla eliminando las trialeras de bajada de Abantos y Malagón, bajando por el mismo sitio por el que se sube.

Perfil de la ruta:

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